Una estrategia para la formación de valores a través del currículo

La presentación de una estrategia docente sustentada en una concepción del proceso de enseñanza aprendizaje dirigida a la formación de valores en los estudiantes universitarios constituye sin lugar a dudas una tarea compleja, lo que se ha reflejado en el análisis de la literatura científica con la presencia de múltiples y variadas concepciones y  alternativas de educación en valores.

Nuestra propuesta se fundamenta en una concepción del hombre a formar como valor supremo de nuestra sociedad y de la enseñanza y el  aprendizaje, sustentada en los principios del carácter socio-humanista, democrático, educativo y desarrollador de la enseñanza, de su papel rector en la formación de la personalidad del estudiante, en el desarrollo de su autonomía y autodeterminación.

Partimos de su análisis no como un elemento aislado, sino como materialización del diseño curricular de una carrera, en el que se integran múltiples factores y componentes en un contexto social e histórico determinado.
En los documentos del perfil profesional, plan de estudios y programa, en los que se sintetiza y concreta la idealización del profesional a formar, debe quedar expresadas las dimensiones social y ética del curriculum, en correspondencia con las exigencias planteadas por la época y la profesión, en un sistema social e  histórico determinado. La formación de valores en el proceso de enseñanza aprendizaje debe partir de la elaboración explícita de estas dimensiones del curriculum, desde cuyos fundamentos comienzan a gestarse las influencias formativas.

La búsqueda de la unidad y la integración en la propuesta que presentamos se sustenta en las categorías de Actividad y Comunicación, que en su interrelación permiten explicar el desarrollo humano, comprender la psiquis como fenómeno interindividual. Constituyen estas categorías la unidad básica de análisis y principio unificador para la elaboración de una estrategia  de la dirección del proceso docente educativo, donde los aspectos estructurales y la dinámica de su funcionamiento, descritos en nuestra concepción, confieren una nueva direccionalidad al proceso de formación del profesional, a través de un proceso educativo auténticamente transformador, desarrollador.

En el proceso de enseñanza aprendizaje esta unidad indisoluble se expresa a través de la organización del aprendizaje como actividad conjunta, grupal,  donde el grupo rescata para el aprendizaje el momento de la relación con el otro, de la realización del vínculo social de los participantes en el proceso de la actividad de aprendizaje, como manifestación  y expresión de la formación y desarrollo de la personalidad.

Es en este sistema de actividad y comunicación, de interacción y diálogo, que el estudiante aprende, construye sus valores, configura su mundo interno, al incorporarse a un sistema más amplio, complejo y con nuevas perspectivas desarrolladoras, lo que permite enriquecer su mundo espiritual, su sistema dinámico de sentidos, en tanto a través de los procesos comunicativos, interactivos, no solo se intercambian informaciones, ideas, conceptos, sino formas de relación afectivo-valorativas con el fragmento de la realidad que ellas representan: actitudes, valores, sentimientos, intereses.

El proceso educativo como proceso dialógico, comunicativo, supone no solo el intercambio de información, la interacción e influencia mutua, el conocimiento y comprensión entre profesor y estudiantes y el desarrollo de relaciones empáticas, que posibiliten un clima adecuado de aprendizaje, sino también prever todas las posibles oportunidades de participación activa y consciente de los estudiantes en su propia formación, enfatizando el papel mediatizador del lenguaje en el proceso de interiorización de los valores, en la formación no solo de significados, sino de sentidos personales.

Por todo lo anterior se hace necesario planificar, ejecutar y controlar el proceso de enseñanza aprendizaje en esta dirección y propiciarlo a través de la utilización de lo métodos participativos mediante los cuales se hace posible trabajar los distintos indicadores que contribuyen al desarrollo de los valores y en este caso, de la responsabilidad.

El logro de los objetivos depende, por una parte de la forma en que se estructuren y trabajen los contenidos, que el estudiante logre determinadas transformaciones como producto de su actividad sobre el objeto de conocimiento y del sistema de relaciones que entre ellos se establecen, por otra parte le corresponde al docente a través de la organización del proceso lograr el vínculo entre estas categorías. Se trata de encontrar “las vías, procedimientos y medios sistematizados de organización y desarrollo de la actividad del grupo de estudiante para el óptimo aprovechamiento de sus posibilidades cognoscitivas y afectivas”.

Estas vías se refieren a los métodos participativos, bajo una concepción de la enseñanza que coloca al estudiante en el centro de atención del proceso de aprendizaje, a que se implique en la ejecución de la tarea propuesta por el docente para el logro no solo de conocimiento, formación de habilidades específicas de la ciencia que se trate, sino también el desarrollo de cualidades de la personalidad.

En la concepción de los métodos y técnicas participativas prima la idea de un aprendizaje activo, de creación y recreación del conocimiento por los alumnos, mediante la actividad sistematizada donde estos tengan posibilidades reales de solucionar las tareas de forma colectiva, de intercambiar, reflexionar, confrontar ideas, criterios y experiencias.

Cuando se trata la activación del proceso no quiere decir que el docente no pueda concebir momentos expositivos donde oriente los contenidos objeto de conocimiento, se trata de encontrar su adecuado equilibrio y hacer que esa exposición no sea monológica, sino dialógica. El estudiante como sujeto requiere del diálogo, que se tengan en cuenta sus motivos, intereses, criterios e inquietudes.

La conferencia tradicional como monólogo del profesor solo consigue conocimientos parciales y reproductivos. En la medida que el proceso se organiza a partir de la actividad del estudiante en una relación dialógica profesor-estudiante y estos entre sí, donde el profesor orienta y dirige convirtiéndose en un organizador de la actividad, orientando al estudiante en todo momento a través de las diferentes formas de trabajo docente, se logran conocimientos productivos, creatividad y solidez.

Compartir :

Siguiente
« Post previo
Previo
Siguiente »
0 Comentarios