Las últimas décadas que antecedieron al nuevo milenio, han impuesto a las Instituciones de Educación Superior (IES), nuevos desafíos, y nuevas contradicciones provocadas por las profundas transformaciones ocurridas en el ámbito socioeconómico, político, tecnológico y científico que han pautado las nuevas condiciones en las que tiene lugar la proyección de los sistemas educativos en el mundo. Entre ellos se encuentran :
El nuevo valor del conocimiento sobre la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. La llamada según A. Toffler, “Tercera Ola” o “Sociedad del Conocimiento”.
El incentivar en el hombre el desarrollo de valores de carácter ético, de solidaridad, de equidad, de una concepción del mundo, como resultado de una formación humanista.
El logro de esos niveles académicos superiores no debe interpretarse sólo como la incorporación de mayor número de asignaturas a cursar en el currículum. No es tampoco una actualización de conocimientos de acuerdo al desarrollo científico técnico actual, aunque esto sea necesario e impostergable. Se requiere esencialmente del diseño y desarrollo de un currículum orientado a desarrollar las acciones básicas generalizadoras de dicha profesión que le permitan una movilidad en su campo de acción, es decir, una búsqueda de metodologías que apunten a despertar en el alumno su capacidad creativa y a brindar los procedimientos necesarios para aplicar el saber adquirido a la solución de los problemas reales que plantea el contexto social.
El nuevo valor del conocimiento sobre la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. La llamada según A. Toffler, “Tercera Ola” o “Sociedad del Conocimiento”.
- La globalización, como una dinámica que tiene consecuencias económicas, sociales y culturales.
- La reducción del estado benefactor y su sustitución por un estado neoliberal.
- Los recortes significativos en sus recursos financieros, como consecuencia de lo apuntado anteriormente.
- La aproximación cada vez mayor ente la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas.
El incentivar en el hombre el desarrollo de valores de carácter ético, de solidaridad, de equidad, de una concepción del mundo, como resultado de una formación humanista.
El logro de esos niveles académicos superiores no debe interpretarse sólo como la incorporación de mayor número de asignaturas a cursar en el currículum. No es tampoco una actualización de conocimientos de acuerdo al desarrollo científico técnico actual, aunque esto sea necesario e impostergable. Se requiere esencialmente del diseño y desarrollo de un currículum orientado a desarrollar las acciones básicas generalizadoras de dicha profesión que le permitan una movilidad en su campo de acción, es decir, una búsqueda de metodologías que apunten a despertar en el alumno su capacidad creativa y a brindar los procedimientos necesarios para aplicar el saber adquirido a la solución de los problemas reales que plantea el contexto social.