Como
Venezuela no es un Estado totalitario los encargados de imponerlo
trabajan en la clandestinidad, tiran la piedra y esconden la mano. No se
ve la mano de los altos funcionarios en la universidad, pero se valen
de estudiantes y trabajadores "progresistas" para producir las ruinas
sobre las que piensan constituir el nuevo cuartel. En la Rusia soviética
nacieron teorías pedagógicas para formar al hombre nuevo.
Se promulgaron leyes para alterar
profundamente a la familia y a la educación. El 8 de abril de 1935 una
ley especial extiende a todos los niños de 12 años y más, las penas
previstas por el código penal, incluida la pena capital. La ley sobre
los niños perseguía varios objetivos a la vez. Estaba destinada a
reforzar la familia y el poder paternal.
Y también contemplaba la de 1934 sobre la traición a la patria: los niños de 12 años eran hechos responsables en caso de que no denunciaran a sus padres, eran incluidos en el sistema de la responsabilidad colectiva.
Diez años después, en 1944 los nazis adoptaron una ley semejante. Himmler la justificó de esa manera: "Instauramos una responsabilidad absoluta para todos los miembros del clan... Que nadie nos venga a decir que eso es bolchevismo... Es un retorno a las antiguas tradiciones de nuestros ancestros". De ese modo, la familia era provista de un nuevo miembro: el Estado.
También fue modificada la pedagogía. Un pedagogo que trabajó por mucho tiempo en las colonias correccionales de la G.P.U., A. Makarenko propuso que se extendiera su experiencia educativa con los jóvenes delincuentes vagabundos y hacer de ella el método universal de la pedagogía soviética. Para servir de marco a la educación de los niños, Makarenko propuso dos modos de colectividad: la colonia y el ejército.
Asombrosamente, la teoría de Makarenko se convirtió en la teoría oficial de la educación. Se reducía a tres componentes esenciales: colectividad, militarización, autoridad. El niño debía ser educado por la colectividad, de tipo semimilitar, en el respeto a la autoridad de la colectividad y de aquel a quien se confiaba la dirección.
Makarenko incluye al castigo, y ante la objeción de que el castigo se usaba para educar a los esclavos, objeta: "El castigo puede educar esclavos, pero puede también educar a hombres de bien, a hombres libres y orgullosos". Según Makarenko, el castigo es indispensable, pues las faltas contra la disciplina son actos dirigido contra la sociedad.
Lo esencial para la familia es el
interés de la colectividad, expresado en el que la representa y lo
cumple bajo su autoridad. Vemos como se perfila así un sistema educativo
acabado: el niño es educado en una familia autoritaria que representa
el Estado en miniatura, por último entra en la vida en el Estado
autoritario.
Toda la vida cultural en la URSS, la literatura, el cine, todas las artes celebran la traición en la familia en pro del Estado. El héroe de los niños soviéticos es un muchacho de doce años, Pavlik Morosov, que traicionó a su padre.
Gorki pide a los escritores que glorifiquen al adolescente quien "yendo más allá del parentesco consanguíneo descubre el parentesco espiritual". La igualdad reina en la familia: todos deben ser delatores. Vemos el sin sentido de los progresistas.
Sócrates es el pasado.
Makarenko es el futuro.
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