La tecnología va a ser algo cotidiano y natural de las aulas que se convertirán en centros de debate, de exposiciones, de creatividad, además de aprendizaje.
Este martes conocíamos que a partir del curso 2016-2017 los alumnos finlandeses no recibirán clases de caligrafía sino de habilidades de escritura digital. Desde el país nórdico destacan que el uso de tablets favorece las relaciones sociales y ayuda a los niños desarrollar su inteligencia. Además de ser muy útiles para jugar, leer, navegar y sobre todo para estudiar, ya que aceleran los procesos de aprendizaje, permiten una educación más personalizada, y aumentan la creatividad de los niños. Unos beneficios que han hecho que este país integre esta tecnología en sus aulas.
El pedagogo y director de grado de Educación Infantil en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Ramón Llull, Miquel Ángel Prats, considera que “la tecnología tiene que ser algo natural y cotidiano en las aulas. La inclusión de la tecnología en las aulas tendría que ser hoy en día algo obligatorio. Sin embargo, nos enfrentamos a dos problemas: Uno es que hay profesores que no están alfabetizados en este tema y otro es que hay muchos colegios que no puede integrar esta tecnología en sus aulas. Ahora mismo en España hay un gran debate sobre sus posibles usos en la educación cuando en otros sectores ni se lo han planteado, el no hacerlo es una negligencia profesional”.
“En general el modelo educativo que usa la tecnología da más importancia a las clases presenciales. Dando prioridad a hacer cosas en el aula que no se pueden hacer en casa con ayuda por ejemplo de la tablet. En este caso, la tecnología nos puede ayudar a descargar tareas que hacemos en clase y que se pueden hacer en otros espacios. Esto quiere decir que las clases no tienen que ser siempre expositivas o magistrales. Puede haber alguna muy buena, un 10%, las demás tienen que ser para debatir, para que los alumnos trabajen en grupo y colaboren entre ellos. El profesor tiene que ser un mentor, un tutor que acompañe y tutorice al equipo y a las personas”, explica este experto pedagogo.
Miquel Ángel Prats señala que no tiene sentido estudiar las rocas en cuarto de primaria sin tan siquiera tocarlas. “Otra cosa sería hacer una excursión para conocerlas, pero aprenderlas a través de un libro no tiene mucho sentido. Otro ejemplo sería la web ‘El rincón del vago’, los alumnos ha descubierto una manera muy potente de compartir trabajos porque saben que nuestro sistema educativo lleva 30 años pidiendo los mismos trabajos. Cosas como estas nos piden que hagamos una reflexión sobre las cosas que pedimos a los alumnos y lo que les evaluamos”, apunta.
Este pedagogo destaca que no se trata de introducir ordenadores “sino de pensar en un modelo de educación en presencia de estos aparatos que motive a los alumnos. Más que mirar a países como Finlandia hay que centrarse en las políticas educativas adaptadas a cada tipo de sociedad. El modelo finlandés responde a un tipo de vida que es España sería muy difícil de integrar”.
Trabajar en equipo, hablar en público, gestionar emociones, claves
Lo que sí se puede hacer en España es enseñar a los niños desde pequeños a hablar en público, trabajar en equipo y a gestionar sus emociones. “Estas competencias profesionales se ponen de relieve en algunos modelos educativos europeos en detrimento de otros contenidos curriculares. El truco está en buscar el equilibrio entre el saber y el saber hacer”, matiza.
Sobre el tema de los videojuegos en el aprendizaje, Miquel Ángel señala que es algo muy potente que no termina de desarrollarse en España por la gran ignorancia que hay sobre este tema. “Los videojuegos tiene un gran potencial de estimulación de la creatividad, de la estrategia y del pensamiento lateral. El problema está en que muchos padres solo lo asocian don el ocio”, concluye.
Sugata Mitra y el experimento ‘Hole in the Wall’
El profesor Sugata Mitra puso varios ordenadores con conexión a internet en uno de los barrios marginales de Nueva Delhi y observó qué ocurría en los niños. Estos niños no sabían ni inglés ni como se usaba un ordenador, sin embargo al poco tiempo aprendieron a utilizar con esta lengua el ordenador únicamente mediante la colaboración de unos con otros, compartiendo lo aprendido y a través de enseñarse unos a otros. Todo esto sin la supervisión de ningún profesor o adulto.
Con este experimento el profesor demostró, por un lado, que los niños y niñas son capaces de enseñarse a sí mismos, y por otro, que para que surja el aprendizaje solo necesitamos proporcionar las condiciones para que éste se produzca. Teniendo en cuenta que al aprendizaje es fundamentalmente social y que “un niño aprenderá a hacer, lo que quiera aprender a hacer”, es decir, el aprendizaje resulta significativo solo cuando nos interesa lo que estamos aprendiendo.
A través de esta experiencia ha creado el concepto de “Educación mínimamente invasiva”, la cual ha definido como un método pedagógico que usa el entorno educativo para generar un adecuado nivel de motivación que induzca el aprendizaje en grupos de niños y niñas, con mínima o sin intervención de un profesor/a.
De hecho, su tesis se basa en este concepto de aprendizaje colaborativo por experimentación grupal. Digamos que establece un espacio tecnológico para que se use de manera libre y significativa.
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