Cuando se escucha hablar de pedagogía teatral, suelen escucharse comentarios como "ah, vamos a hacer una obra de teatro en el colegio", "los niños actuarán en una obra" o "qué bueno que se haga un taller de teatro, así los niños trabajan con su creatividad". Ahora bien, si habláramos del juego dramático al servicio del aprendizaje de los contenidos de una asignatura, donde el profesor utilice recursos de la pedagogía teatral que aporten significativamente a sus aprendizajes esperados ¿qué pensaríamos?
Para comprender lo mencionado, es importante hacer una diferencia entre Teatro y pedagogía teatral, pues si bien este último nace a partir de la teatralidad, sus objetivos son totalmente distintos. Por una parte, el teatro al poseer características de espectáculo, persigue el virtuosismo del artista, existen roles definidos -los cuales son impuestos por un director- y busca un resultado final, en consecuencia, existe el concepto de fracaso, entre otras características.
Por su parte, la pedagogía teatral tiene como objetivo fundamental el desarrollo integral del estudiante a través de una metodología activa, sobre la base de que a partir de una actividad es posible trabajar simultáneamente las dimensiones cognitiva, afectiva, psicomotora y valorativa; por lo tanto, predomina "lo pedagógico por sobre lo artístico, privilegiando el aprendizaje por sobre lo artístico-teatral, respetando las posibilidades del estudiante según sus etapas de desarrollo y considerando las herramientas del juego dramático no como un fin en sí mismo, sino como un medio al servicio del aprendizaje" (Pedagogía activa en el aula; García-Huidobro, Verónica).
Lo transcendental en la visión de la pedagogía teatral, no es que el estudiante actúe y se "entretenga" realizando juegos o representaciones, sino más bien que a partir de la experiencia teatral y todas las herramientas que ésta entrega, genere vivencias asociadas al desarrollo de su creatividad que le permitan desarrollar su interés y así aprender contenidos de cualquier disciplina –lo que implica un trabajo articulado con los docentes de los subsectores-, mejorando sus habilidades sociales y aprendiendo a escuchar y ser escuchado, dadas las características de la actividad teatral.
Respecto de sus áreas de intervención, la pedagogía teatral no sólo puede ser abordada en la educación formal, puede aplicarse en la educación no formal (ONG´S, talleres comunitarios), en actividades terapéuticas y en capacitaciones empresariales –incluyendo empresas de distinto orden, no sólo orientadas al área educativa-. Sin embargo, regularmente se le asocia a la educación formal puesto que en los últimos años gracias a la jornada escolar completa y bajo la concepción de la educación constructivista, cada vez, esta disciplina pedagógica-artística se toma más espacios en los establecimientos educacionales, ya que existen muchos profesionales de la educación que han descubierto lo trascendental que puede ser en el proceso de aprendizaje de un estudiante abordar sus contenidos mediante los conocimientos de esta área.
Creemos necesario difundir e ir instalando, progresivamente, metodologías y recursos de aprendizaje en las asignaturas formales, a partir de los principios que encontramos en esta disciplina, mediante el trabajo con los profesores de distintas áreas pues entendemos que, en el proceso de crear, intervienen necesariamente no sólo las demás categorías del pensamiento, sino también habilidades disciplinares, contenidos específicos y características personales de cada grupo que son de conocimiento del docente en su área.
En definitiva, apostamos a fortalecer la idea de que para aprender significativamente es necesaria una metodología que implique una experiencia creativa-teatral, es decir, permitir que el juego dramático entre a la sala de clases.
Area Educativa
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Favor citar al autor Original Nicolás Salinas Báez, actor y profesor de pedagogía teatral
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