Didáctica crítica

La sensibilidad crítica, asignada al docente socialmente, considera que la relación de sujetos, con sus opiniones, debates, discusiones; si va acompañada de reflexiones debidamente argumentadas o sustentadas, forman la actitud crítica, aquella que es capaz de visualizar más allá de lo que dicen las palabras y que reflejan las verdaderas intenciones del interlocutor.

Las posiciones críticas se fortalecen cuando hay cuestionamientos fuertes, que no son más que posiciones evaluadoras que tratan de debilitar las ideas expuestas, siendo necesario acudir a la argumentación lógica para rebatirlos, formando escalas en el rigor intelectual del docente.
Ante varias dudas que surgen de que si siempre daremos en el clavo, vale decir que debemos apartar de nuestra mente el temor de que haya una refutación categórica a nuestra exposición, porque es imprescindible su presencia, ya que abandonar o desechar algunas ideas porque fueron superadas, en ningún momento menosprecia o desmejora al exponente. Precisamente el no eludir al argumento de las ideas de los otros, sino darles la valía que le corresponde, es el primer paso hacia la construcción de un pensamiento crítico libre.

La lógica formal e informal son dos elementos poderosos de la formación de la didáctica crítica. Es común apelar a la experiencia para demostrar nuestro conocimiento, apoyados en la lógica informal porque exactamente, nuestros aciertos en la vida se basan en cuestiones informales - experienciales, que las elevamos al plano de la verdad ya que intuimos que se comprobaron científicamente. Los ejemplos más claros son los argumentos de las moralejas, parábolas, proverbios, frases célebres, dichos populares, de vidas ya vividas, llenas de utopías y cargados de esperanza.

La lógica formal, trata de ser el centro del pensamiento crítico y para ello se ampara en el aspecto moral y en principios éticos. Ambos aspectos son cuestionadores de las acciones humanas y dirimen entre lo justo y lo injusto; lo bueno y lo malo. Dominar a otros es siempre considerado injusto y algo que es malo; se relaciona con lo moral y no puede tener cabida en el principio ético de la justicia. Allí interviene la lógica informal justificadora.

La comunidad educativa para ser una comunidad dialógica, debe recurrir al pensamiento crítico y a la lógica formal e informal para moderar sus acciones formativas tendientes a llevar al estudiante a mantener sus criterios con la categoría del sustento y del argumento reflexivo. La razón no triunfa, da tranquilidad al cerebro. La Didáctica crítica comienza en los docentes, irradia a los estudiantes, usa a la sociedad y permite el bienestar del colectivo.

El Heraldo

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