No más tareas

¿Conviene que los menores se lleven trabajo extracurricular a sus casas? Se abre el debate.

Están en huelga. Desde el lunes la Federación de Consejos de Padres de Alumnos (FCPE) de Francia convocó a sus afiliados para que durante 15 días, sus hijos se nieguen a realizar las tareas que los profesores les envían para desarrollar en casa, argumentando que desde 1956, los deberes escolares de primaria fueron prohibidos por el Ministerio de Educación de ese país.

"Los niños tienen que mostrar en casa lo que hacen en clase, no mostrar en clase lo que hacen en casa", dicen los voceros que se levantan en contra de los “trabajos forzosos” que les dejan a sus hijos por fuera del horario de clases, a los que han catalogado de antipedagógicos y causantes de tensiones familiares, en los casos en que ellos tienen que actuar como profesores, o incluso, cuando dada su complejidad, son ellos los que deben hacerlas, en lugar de los niños.

La iniciativa fue apoyada por la Asociación de Padres y Madres de Alumnos en España, (Ceapa) quienes estudian la posibilidad de replicar la protesta. Comunicaron a través de su página web que consideran que el aumento de labores académicas extras “representan en gran medida un fracaso del sistema educativo” pues los niños deberían cumplir el proceso aprendizaje dentro del horario escolar. Además, defienden que los menores necesitan tiempo para realizar actividades deportivas, culturales o de esparcimiento fuera del horario escolar, que también complementan su desarrollo personal.

Frente a esta posición, Carolina Piñeros, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Padres y Madres de Familia (Asopapaz), estima que en Colombia se debe tener en cuenta la inequidad social y las dificultades económicas: “la preocupación por el exceso de tareas puede ser común en los estratos altos, que tienen muchas posibilidades de ocupar el tiempo libre en otras actividades, pero en el caso de familias conformadas, por ejemplo, por madres solteras y niños, que sólo tienen acceso a media jornada académica, los padres esperan que sus hijos, quienes probablemente se quedan solos mientras ellos trabajan, tengan en qué ocupar las tardes antes de exponerse a estar mucho tiempo en la calle”. Y agrega que los padres deben ponerles límites a sus hijos, pues “nuestra labor no es volver a cursar primaria con ellos y hacerles las tareas, sino garantizarles un entorno sano en el que ellos puedan desarrollarse”.

Quien sí comparte la postura de los españoles es el pedagogo y miembro de la Academia Colombiana de Pedagogía y Educación, Germán Pilonieta, quien asegura que en América Latina el modelo educativo que fue exitoso en el siglo pasado, fracasó. “No es posible que en este milenio los colegios sigan enseñando bajo los mismos esquemas. Las comunicaciones se transformaron y los modelos de aprendizaje deben ajustarse. Pilonieta asegura que “las tareas son inútiles”, pues se han convertido en cortar y pegar información de la internet de manera automática, y que no se analiza de parte del alumno ni del maestro. Le restan tiempo a los niños para explorar otras áreas de aprendizaje y generan rechazo de parte de éstos hacia la escuela.

Para el pedagogo, se debe remplazar el concepto de salones por lugares de encuentro en los que se trabaje en equipo, y personalizar más la educación, “ya no podemos educar masas, hay que centrarse en potenciar los talentos de invididuo”, afirma Pilonieta.

El Espectador

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