Cuando la revista estadounidense Wired mostró en su portada el rostro
de una niña mexicana a la que nombró "la próxima Steve Jobs", el
interés sobre Paloma Noyola se desató entre los medios locales e
internacionales. Todos trataban de entender por qué la publicación
especializada en tecnología había nombrado así a la chica.
El secreto estaba detrás de un hombre, su profesor de educación primaria.
En las decenas de subsecuentes entrevistas, programas de televisión y radio, la niña hizo referencia a Sergio Juárez Correa, el maestro de 31 años que había decidido implementar métodos de enseñanza nunca antes vistos en la pequeña escuela José Urbina López situada al lado de un basurero en la ciudad fronteriza de Matamoros, en Tamaulipas.
El secreto estaba detrás de un hombre, su profesor de educación primaria.
En las decenas de subsecuentes entrevistas, programas de televisión y radio, la niña hizo referencia a Sergio Juárez Correa, el maestro de 31 años que había decidido implementar métodos de enseñanza nunca antes vistos en la pequeña escuela José Urbina López situada al lado de un basurero en la ciudad fronteriza de Matamoros, en Tamaulipas.