Educación por competencias

No se trata de una maratón, de quién gana o pierde, más bien de fortalecer las destrezas, habilidades, creatividad y la calidad humana tanto del educando como del educador.


Hoy en el Siglo XXI una buena cantidad de los docentes a nivel nacional, tanto en la educación inicial, primaria, secundaria y la superior, practica un proceso educativo puramente tradicional, que tiene un montón de deficiencias tanto en contenido como en lo metodológico del plan de estudios, lo que no quiere decir que todo está mal, pero es importante tomar en cuenta los últimos aportes novedosos en nuestra práctica educativa en aula.

A grosso modo, entre las cosas malas que critica la educación por competencias a la tradicional está la memorización pura, indicando que esto tiene riesgos negativos para el estudiante, como es el caso del olvido; además las cosas no se las puede concebir tal como son toda la vida, por la dinámica de las transformaciones sociales; entonces hay que comunicar al estudiante que son susceptibles a modificaciones, es decir, dotar del sentido flexible, crítico e innovador.

Otro elemento que se debe abolir de la educación tradicional es la enseñanza agresiva con maltratos psicológicos y físicos. Es para no creer, pero real todavía, que hoy esta práctica está vigente en numerosas aulas, sobre todo en la inicial y la primaria, con consecuencias normalmente funestas.

También debiera tener fin la mediocridad de los docentes, y esto pasa porque éstos se quedan donde están, con la poca información recibida, y entonces la dinámica de la realidad social educativa pasa por encima de sus cabezas, dejándolos atrás, como consecuencia, entre otras cosas, apelan al recurso de la agresividad.

La educación por competencias resuelve en parte los problemas señalados, promoviendo la enseñanza aprendizaje horizontal, sobre todo recogiendo tres elementos significativos: saber conocer, saber hacer y saber ser, es decir, lo conceptual, procedimental y actitudinal.

Saber conocer. Nos ofrece un conjunto de hechos, conceptos, sistemas conceptuales, principios, fundamentos, bases, es decir, toda la información nueva que recibimos normalmente novedosa, nunca o pocas veces escuchada y, sobre todo, enterarnos del modo de realización de los fenómenos, podríamos decir el descubrimiento de toda la información que es lo que retiene la memoria, para metas, objetivos y fines posteriores.

La información tiene que ser impartida con precisión, en su justa dimensión, en sentido dialéctico para que el estudiante recoja el mensaje con efectividad; no obstante, la posibilidad de recibir una información precisa, clara y oportuna dependerá de la didáctica empleada por el educador, sus habilidades, sus destrezas, pero también su capacidad sobre el contenido de la información, a esto se denomina saber conocer, es la parte conceptual.

Saber hacer. El proceso educativo compartido en el marco de la educación por competencias ya no enseña cosas al aire, como diríamos vulgarmente, sino hace una teorización de las cosas a partir de la realidad, de lo dado, de lo existente.

Pero lo más importante es que el estudiante no sólo tiene que saber, sino tiene que saber aplicar lo que ha sabido, como sostiene el documento de la Unidad Nacional de Servicio Técnico Pedagógico, de 1994. Los docentes con enfoque por competencias se aseguran de que los estudiantes se desarrollen a través de diferentes contenidos.

Se considera que un estudiante ha logrado desarrollar una competencia cuando sabe hacer algo, es decir, que tiene capacidad para desarrollar actividades (físicas e intelectuales) que responden adecuadamente a la resolución de problemas, apelando a procedimientos ya conocidos o ingeniando otros, afirma.

Este aprendizaje por competencias enseña que el estudiante no se queda con el cúmulo de conocimientos, sino invita a aplicarlo sobre la marcha, a atacar problemas y resolverlos, a esto se llama saber hacer, que sería lo procedimental.

Saber ser. Como producto de los dos anteriores el estudiante inevitablemente se transforma, se va consolidando su personalidad, es más atento a las informaciones, se vuelve cada vez más responsable, hace rastrillaje bibliográfico, problematiza y duda de las cosas, comienza a considerar lo negativo de lo positivo y fundamentalmente empieza a valorar las cosas en su justa dimensión.

Una persona no sólo vale porque tiene muchos títulos, pos grados, eficiencia profesional, dinero; vale también y mucho por lo que es como persona, por su ética, sus valores, en definitiva su actitud con su entorno, esto es: saber ser, pedagógicamente hablando es lo actitudinal.

A partir de los tres elementos, la educación por competencias más allá de si es de izquierdas o derechas, nos invitar a tener la capacidad para movilizar los conocimientos y técnicas sobre la práctica; la competencia, nos dice Melita del Carpio Soriano, en su didáctica general (pág. 3), implica la comprensión y transferencia de los conocimientos a situaciones de la vida real; exige relacionar, interpretar, interpolar, inferir, inventar, aplicar, transferir los saberes a la resolución de problemas.
En definitiva, la educación por competencias exige a los docentes y estudiantes a ser teórico - prácticos, resolviendo los problemas con el apego a la realidad aquí y ahora.

alejo-s-21@hotmail.com
 
Alejo Veliz Lazo
Fuente: El Diario

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