Es necesario también tener en cuenta la participación de los estudiantes en la orientación como momento de elaboración conjunta, no impositiva, sino construida entre estos y el docente.
Lo anterior es válido para cualquier concepción teórico-metodológica que sustente el trabajo de una asignatura donde se considere el proceso activo y al estudiante como sujeto de su propia formación.
Estas orientaciones precisas y completas permitirán “no invertir tiempo” en reiteradas aclaraciones e influirán positivamente en la calidad del trabajo. Estas deben realizarse cuando todos escuchan atentamente; una orientación, mientras los estudiantes se mueven de sus asientos para formar equipos deja de ser adecuada.
Todas las orientaciones de la clase no necesariamente tienen que darse en el primer momento. Puede considerarse las distintas partes, según el método que se trate, aunque se deben tener desde el inicio una visión general de todo lo que se realizará para ejecutar la tarea y lograr los objetivos.
Los métodos que requieren, porque así lo haya previsto el docente, una tarea extraclase (panel, búsqueda parcial, etc.) requieren de una orientación detallada, y un tiempo suficiente, de lo contrario cuando se produzca la ejecución de la clase pueden existir fallas no imputables en gran medida a los estudiantes.
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